La crianza positiva consiste en el respeto, los padres no deben posicionarse como entes superiores, sino como iguales a los hijos. La obediencia no es sumisión, llamar la atención a tu hijo de forma correcta y respetuosa será beneficioso para él en su futuro.
Esto promueve una crianza positiva en un modelo de educación basado en el respeto; se reconoce al niño como un individuo con derechos. El cariño, la comprensión y el diálogo son las características principales de este modelo porque genera una relación respetuosa y armoniosa.
Puede derivar a consecuencias negativas en el futuro del niño. Es recomendable elogiar cuando el niño haya realizado alguna actividad que sea un logro o implique un avance en su desarrollo.
Entre padres e hijos es igual, se debe respetar a los hijos para que el respeto sea mutuo. La amabilidad es clave, ya que en la infancia los niños imitan el comportamiento de los adultos, por lo que si tú eres amable el pequeño igual lo será. Se debe cuidar el tono de voz al momento de llamar la atención, no alzar la voz es clave para poder tener una crianza positiva.
De pronto, se tiene un mal día y se llega a casa con una actitud negativa y se suele descargar todo ese enojo con los hijos, y estos no son responsables de nuestros errores.
Con amor y paciencia, ya que abusar de los castigos excesivos -además de que no es parte de una adecuada llamada de atención- suelen perder su efecto con el paso del tiempo. No se debe exagerar el castigo, pero tampoco dejar pasar una actitud negativa. El diálogo y establecer acuerdos son puntos clave para reaccionar de una forma idónea ante un mal comportamiento de los hijos.
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